La provincia holandesa de
Limburgo no es parte del
circuito turístico más habitual, pero sí resulta un destino realmente
estimulante por varias razones, entre ellas la posibilidad de volar
hasta un aeropuerto cercano(Weezer-Dusseldorf) por algo menos de 50 euros ida y vuelta.
Además de eso, y una vez allí, nos encontramos con ciudades
interesantes, parques naturales, lugares por los que la historia parece
no haber pasado, ríos míticos y un paisaje muy distinto y que, al menos a
un servidor, le parece bastante cautivador.
Palacios en los que vivían hasta hace muy poco condes, duques o
príncipes, que además gustaban de tener uPero una de las cosas que más sorprenderá al viajero español serán los
castillos, muy distintos a nuestras recias fortalezas medievales y con
más aspecto de palacio, que es lo que en el fondo eran aunque les llamen
schloss en alemán o castle en inglés.nos cuidados jardines: enormes
extensiones de terreno en las que cada rincón, casi cada palmo, estaba
cuidado al máximo detalle.
Estaba y sigue estando, porque en el país de los tulipanes, una nación
que enloquece por la jardinería, estos parques se han convertido, ya sin
condes, duques o príncipes, en una atracción turística. De hecho,
probablemente ahora tienen incluso mejor aspecto: fundaciones o
consorcios los cuidan sin demasiados problemas presupuestarios (al menos
no lo parece) lo que quizá no era la tónica en sus últimos tiempos de
nobleza
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